PEC 2: Adaptación de una paleta
Retrato de Susana Lunden
El “Retrato de Susana Lunden”, también conocido como “Le chapeau de paille” es una obra del famoso pintor barroco Peter Paul Rubens. La obra fue pintada entre 1622 y 1625 y se encuentra actualmente en el National Gallery de Londres.
En el cuadro, Rubens representa a Susana Lunden, la hermana mayor de su segunda esposa. La figura de Susana domina la composición, ya que su postura, su gesto y su mirada atraen toda la atención del espectador. Por otro lado, el fondo carece de detalles y colores que compitan con la atención de la retratada. Rubens pinta a Susana como una mujer sofisticada y elegante, vestida con un vestido lujoso y joyas. Su rostro es el de una mujer hermosa, joven, con una piel suave, luminosa y unos ojos grandes y expresivos.
La composición del cuadro es típica del estilo barroco, con una fuerte sensación de movimiento y drama. Rubens utiliza una paleta rica y variada, con tonos vibrantes que crean una sensación de profundidad y textura tanto en el rostro como en la tela. El tono pálido de Susana se ve intermitentemente interrumpido por tonos más rosáceos para sus mejillas, ojos, boca, orejas y dedos, así como un tono más ocre para la frente. El color rojo de las mangas de su vestido contrasta con el azul del fondo de la obra, sin embargo, debido a que estos no son colores puros y están ligeramente mezclados con sus complementarios, no rompen con la armonía, pues Rubens ha bajado el grado de saturación inteligentemente. Por último, si miramos más de cerca a la obra en zonas como el cabello y la parte inferior derecha de la composición, comprobaremos que Rubens usó una base de color ocre que le da un sutil toque de luminosidad extra a el cuadro.
Snow Storm: Steam-Boat off a Harbour’s Mouth
“Snow Storm – Steam-Boat off a Harbour’s Mouth” es una obra del pintor inglés Joseph Mallord William Turner. Fue pintada en 1842 y se encuentra actualmente en la Tate de Londres.
La composición representa una escena marítima en la que un barco a vapor lucha por navegar en medio de una tormenta de nieve. Aquí Turner utiliza la naturaleza como metáfora de la condición humana, mostrando su fragilidad y vulnerabilidad ante la fuerza de una tormenta. La composición es muy dinámica y dramática, transmitiendo una sensación de tensión y peligro en el espectador. Esto lo ha conseguido tras aplicar sucesivas capas de óleo con pinceladas sueltas y circulares, que además de darle textura y profundidad a las olas, recrea una sensación claustrofóbica.
El uso del color también es algo que refuerza este dramatismo y emoción tan propia de las pinturas románticas. Turner en este caso ha utilizado una paleta muy limitada para crear una sensación de oscuridad, confusión y frialdad. Los tonos de gris y azul se funden, recreando la lluvia y niebla de la tormenta. Sin embargo, hay otros toques de color en la obra, como el rojo del humo de la chimenea, que rompen un poco esta frialdad y conducen la atención hacia el centro de la escena.
La alegría de vivir
“Le Bonheur de vivre” (La alegría de vivir) es obra del pintor francés Henri Matisse. Fue pintado entre 1905 y 1906 se encuentra actualmente en el Museo de Arte de Barnes en Filadelfia.
El cuadro representa a un grupo de figuras desnudas en un paisaje de fantasía. La composición es muy libre, con las figuras colocadas sin ningún tipo de orden aparente, esto nos sugiere una sensación de movimiento y de vida. Los cuerpos desnudos están pintados con colores pastel claro y planos, lo que crea una sensación de felicidad y tranquilidad. El uso del color es particularmente notable en esta obra, ya que Matisse ha utilizado tonos muy saturados y vivos, produciendo un ambiente luminoso que no deja lugar a unos tonos más intermedios o apagados, a excepción de algunos azules.
A pesar de que la composición es bastante caótica, nos da también una sensación de armonía, pues todo el conjunto tiene en común sus colores claros, creando una cohesión lógica. Otro aspecto de la obra que ayuda a reforzar esta armonía, es el hecho de que los colores están convenientemente esparcidos por toda la composición. No existen unas fronteras claras que concentren cada color en una única parte de la obra, sino que cada color se encuentra en diferentes localizaciones del cuadro, haciendo que nuestro ojo no sea capaz de enfocarse en un único punto.